No somos eternos.
Aunque, a veces,
un poema
cimbrea tu cintura,
y en tus ojos
prende un verso.
Sin aire,
que poder respirar,
Tan solo imploro,
que la ansiosa muerte
sea la sublimación
de amarte
desde dentro.
Un acto sin nadie
y más allá de una vida.
Hagamos una historia
excéntrica de mitos.
Una condena
de orquídeas orquestadas.
Volar entre aromas a verdad
y pasión irreductible.
No somos eternos.