Algunas veces siento miedo.
Cruzo la línea de la vulnerabilidad .
Roto en fragmentos de fragilidad.
Tan solo sientes un sereno rocío.
Llamaradas, aun en silencio.
Una existencia torpe y cruel.
Aprendes a tirar de tu historia y a recordar.
No culpas a nadie al mirarte al espejo.
Y como ley natural, lo mejor está por vivir.
Te perdí de vista, aunque siento que sigues ahí.
Así fluyen las noches entre la culpa y la tristeza.
No desaparecen los sentimientos, y sin embargo,
el hecho de no disfrutarlos, enmohece el vacío.
Una ley inexorable a la que no me acostumbro.
La distancia es terca, pero el recuerdo lo es más.
No hubo palabras de despedida. Solo silencio.
Demasiado silencio.
Historias de un pasado imperfecto.
Tristezas incomprensibles.
Reencuentros con sombras.
Ecos, inevitables y boscosos.
La confusión entre el perfume
y el aire indiferente del otoño.
Noches de cereza y viento.
Manos ungidas de silencio.