Si pudiera darte mi primer llanto al nacer,
Te regalaría una declaración de amor.
Nuestra declaración de amor.
Apelaría a tu compasión cuando los errores me cegaran.
Te miraría a los ojos, tan solo para sentir
como robas el deseo de mis caderas.
Me ahorro tu adiós en carne viva
cuando no pueda escribir versos
y, de manera inexplicable, me reinventas.
Ciernes vida sobre mi esperanza,
tan solo compartiendo un abrazo.
Tu cariño es la muerte de mi soledad.