Imagen: Incipiente
…
La ventana mojada. Una nube serena satura la casa. Frente al espejo sentada.
Tres notas reverberan. Caprichosa cadencia repiquetea la lluvia tras el cristal.
Está silente la tarde. Vaga e insustancial, como cuchillo que se hunde sobre costal.
Pasan las horas. Los deslizantes días se me antojan lánguidos. El aura menguante.
Las grandes gestas fueron cantadas por simples juglares, bohemios o rapsodas.
Armado con un lienzo una irreverente pluma garabatea aguzando en el ingenio.
Disfruto tus proezas cuando te enfrentas a los miedos como a dragones de elegía.
Cuando el orgullo diseña mi destino, con el orgullo del tañido de tu nervio.
Dibujas notas en movimiento. Única y sensual. Cada fragmento de tu cuerpo.
Ardes el aire que te rodea. La suave fragancia me esquiva. Revolotea.
Grite una sonrisa y me devolvió un instante.
Me haces volar sin moverme a ninguna parte.
Lo siento. Sé que las palabras pueden ser dagas sangrantes.
Y sin embargo, nunca supe declinar la palabra te quiero más allá del silencio.
Vacilante. Jadeante. Vagabundo. Esporádico. Por ti, penitente.