Huyo del mal cobijado en la cordura de tus brazos,
mientras me atrevo a querer grabándote a fuego.
Un tesoro de leyenda tallado en un beso sin tregua.
Vivir como contrapunto a la tenue exuberancia
de una vitalidad impropia, sin normas y bohemia.
Te espero, cada día como lluvia en mi ventana.
Un acorde musitado en esta realidad consentida.