Un pedazo de triunfo

viernes, julio 26, 2013 Permalink 0


Hay una abrupta vereda que se desvanece ante la duda.

Un hálito de arcilla que se desvanece con la corriente.

Una lágrima centenaria ya plenamente olvidada.

Un recuerdo custodiado por el miedo a envejecer.

Hay montañas invernales que no se derriten por el sol.

Aparentemente trivialidades que juegan al destino a diario.

Un pedazo de triunfo contiene la respiración adormecida.

Tus manos, lentas y parsimoniosas, aun arremolinan mi pelo.

Y mi mente lleva horas explotando como pirotecnia de pueblo.

Tu entrega es inabarcable en la oscuridad de una sola noche.

La palabra resquebraja miedos y recuerdos incrustados.

Acuéstate en mi cama y perfuma mi almohada de versos.

Ahora que duermes, dejas encendida la esperanza.

Dando vueltas alrededor de la mesita de noche.

No me interesa el mundo si no nos inclinamos,

los dos sobre él a modo de acantilado sobre el paraíso.