Somos emigrantes. Apátridas del consuelo. Eterno deseo sublimado al instante.
Viví juventud tardía. O vejez precoz. Pero siempre, recortando tiempos.
Bienvenido tiempo. Hogar de la hueca sonrisa y del palpitar ausente de fe.
Nací con el don de describir la belleza y la maldición de nunca alcanzarla.
Soy mi brutal y único destino. No hay orilla, ni horizonte cierto.
Sentirte cerca me forja invencible. Un poder superior sustentado en caricias
No caeré en la alquimia de la luz de gas. El mundo sigue suspendido a mis pies.