Recuerdo el temor a ser abandonado.
Recitando taciturnas noches en vela.
El orgullo perturbó la razón del alma.
Bailo en silencio por la habitación
con la espesa tristeza que nos arrastra.
Era morena.
De pelo suelto,
y curvas prominentes.
Piel curtida.
Su mirada era libre,
y sus manos inquietas.
El alma vibrante.
Aroma de playa en que
me dejabas tirado
sobre la cama,
y abierto en canal.
La primera vez.
El último aliento.
El silencio del miedo.
La magia inocente.
La frustración presente.
La perfección del momento.
El sueño eterno.