Hace diez años
que escribo sortilegios
para el alma.
Encadeno palabras
nacidas del viento
y del silencio.
Releo con cuidado
aquellos comienzos
y lloro sin ambages.
Me lancé a lo desconocido
y fui capaz de abrir
un mundo silente y maravilloso.
Compartí mi alma
en modo de versos
y hoy me devuelven besos.
Gracias.
A quien está
y quien no puede estar.
incluso quien no quiso.
aprenda a ser feliz
comprendiendo
que soy quien soy
y es suficiente.
Gracias.