La nuestra y propia

lunes, mayo 27, 2013 Permalink 0

Anoche me cacé amando tu sombra sobre mi cama.

Mientras intimaba toscamente con mi soledad.

No sé si sonrojarme y pedir disculpas por el ansia.

O invitarte a participar de esta forma de conjura.

Comenzó con la naturaleza y el deterioro de un poema.

Tras una cortina de halagos efímeros y sublimes.

Melancolía banal que se infiltra hasta la sangre.

Mármol cincelado con la sinuosa precisión del verbo.

Destellos de nada sobre tu almohada de plumas.

Argumentos herméticos a la existencia de piel.

Simulábamos perfectamente la inexistencia recíproca.

Y de todo ese averno aun rescatábamos sábanas suicidas.

No hubo un día de soledad completa desde que existes.

Enviábamos el alma a otros mundos y las interrogábamos.

Nunca cambiamos el rumbo de la historia.

Pero con el tiempo escribimos la nuestra y propia.