Pienso en ti.
Me enredo en tu sueño.
Tus cándidas mejillas
inflamadas de placer.
…
Surco de lado a lado
tu esculpido escote.
Paro justo en el centro
donde tus clavículas nacen.
…
Mis dedos reposan sobre tus hombros.
Libres para acariciar o excitar.
Cada uno busca pliegues donde fertilizar
los deseos de esta mañana de aire y sal.
…
Estás inquieta.
La respiración convulsa
Acaso la piel se agrieta,
porque sabes hacia donde voy.
…
Muerdes tu pelo, casi lamiendo.
El cuerpo ya no te pertenece.
Hace tiempo que se debate
entre el éxtasis y la erupción.
…
Decides abdicar.
Abrir los ojos y mirar.
Como tu piel ya no es tu piel
y mis dedos tu cincel.