Notas al atardecer

martes, junio 30, 2020 Permalink 1

Junio.

Año 2020.

Casi Julio.

Me acosa la austeridad de sentimientos.

El ocultamiento consciente de sensaciones.

Caras y cuerpos que pasan del aroma y tacto

al recuerdo gris de una mente que languidece.

A un puñado de recuerdos fragmentados.

Abro las ventanas a lo acontecido.

Me obsesiono con la ocultación de la felicidad.

Preñado de descontento, pongo en riesgo

mi capacidad para recordar.

A la misma vez que lleno el aire del salón

De manuscritos falaces.

O tal vez veraces.

En realidad, me da igual.

martes, junio 23, 2020 Permalink 0

Manejas tu vida.

Los avatares.

Los momentos.

Los buenos

y los malos.

Vengan

de donde vengan.

Es tu fortaleza.

Tu capacidad.

tu adaptación

y tu confianza,

lo que te ha permitido

llegar hasta donde has llegado.

Antes tienes mucho que dar.

Aun nos queda mucho que compartir.

Hechas para estar

viernes, junio 19, 2020 Permalink 0

Te tuve entre mis manos
y te volviste luz,
para volver al firmamento
donde habías nacido.

Añoro aquello
no culminado.
Lo que deseamos
y fuimos incapaces.

Los silencios.
el brillo hurtado de tus ojos.
y es que, como sabes,
existen personas hechas para estar.



Ocho minutos. Quizás diez.

martes, junio 16, 2020 Permalink 0

Tengo ocho minutos para escribirte.

Quizás diez.

Siento que tu aroma me invade.

Mis manos enloquecen.

Siento tus palabras en mi cuello.

Y no paro de volar.

Tengo ocho minutos

para ofrecerte un mundo envuelto.

Un sueño de duerme-vela.

Un abrazo casi tan grande como tú.

Y pienso exprimirlos como diez.

Quiero perseguir escalofríos

por las curvas de tu espalda.

Acontecer en tu regazo.

Hacerte vibrar hasta expandirnos.

Contar lunares y algún pliegue.

Recostarme en la almohada.

Sonreír hasta llorar.

Mi apología de las cosas etéreas.

El descanso del arma oxidada.

La sublimación del deseo.

La nostalgia plena.

Hoy te asomaste a mi vida.

Encendiste un rescoldo.

Dudaba si amanecer

Otros ocho. O diez minutos.

Quizás más.

No supe bailar aquella fantasía

lunes, junio 8, 2020 Permalink 0

Tengo un retrato perfecto con el mismo reflejo del derecho y del revés,

que se resigna a ser invisible y me aleja del conformismo de tu piel vacía.

No voy a ponértelo fácil pues la ética resuma desolación y falta de interés.

Me aprendí un mapa perfecto bajo la tenue luz de lo esencial y acentuado.

Momentos inciertos con un valor pulcro e impecable bajo un frio infinito.

En los momentos inciertos no preveíamos las sonoras consecuencias.

Nos arrolló la inocencia de aquellos paisajes muertos y vivos recuerdos.

Aun tengo conciencia del deseo que se desprendía de las razones finales.

Mi miedo aprendió a palpitar entre oleadas de sosiego a modo de epitafio.

Destilábamos una segunda oportunidad. Tal vez, la única oportunidad.

Recuerdo aquellos abrazos de infinito consuelo mientras lucías perfecta.

Mentiras concertadas entre tormentas perfectas, amor y cándida niñez.

Me dejé guiar por tu mano y embarranqué sobre tu piel resplandeciente.

Fuimos agua y aceite. Fuiste mi chica y no supe bailar aquella fantasía.

La mente en blanco. El corazón vacío. Apenas unos retazos de verdad.

Un corazón puro enmarcado en un alma vieja con sueños albeados.

Fuimos figuras a contraluz devoradas por la impaciencia del tiempo.

El sacrificio de una noche que anegó todo aquello sin luz ni vida.

Sombras que no se reconocen entre todo lo que no pudo pasar, ni pasó.

Una sombra persigue mi vida desde entonces cuarteando cada trozo de piel.

No supe quererte y cargo desde entonces con la pesada cruz de tu ausencia.

Hoy, toco a las puertas del cielo buscando consuelo. Buscando donde estás.

Mi otra mitad.

lunes, junio 1, 2020 Permalink 1

Pienso en ti.

En todo momento.

A todas horas.

Desde la estética.

Hasta la esencia.

Sin reflexión.

Con ilusión.

Los peligros.

La emoción.

La confusión.

La reconciliación.

La tentación.

Y el culmen.

Tu obra sentimental

Y tu legado.

Verdad.

Y libertad.

La garantía.

La evocación.

El hilo emocional.

La rendición.

La paradoja.

Lo irrebatible.

La primera persona.

El primer sentimiento.

La gracia.

La conclusión.

Lo torrencial.

Y sus remansos.

El testimonio

Y su evidencia.

La hipnosis.

La sumisión.

Los himnos.

Y sus susurros.

Lo entreverado.

Y lo intrínseco.

Tu respiración.

Y el silencio.

Tu mitad.

Y mi otra mitad.

 

 

 

ritos iniciáticos

lunes, mayo 18, 2020 Permalink 2

Me confieso adicto al despertar entre tus sábanas y tu cuerpo tallado.

Menos tabúes, menos añoranza y más presencia.

Explorar lo que no somos capaces de contar a dos centímetros de distancia.

 

La comunión de tu cuerpo.

Los ritos iniciáticos.

La respiración entrecortada.

La sensación física de una caricia.

El avance del deseo.

Lo palpable y sempiterno.

La autenticidad de tu presencia.

La emoción espontánea.

La culminación como alegato.

Las formas empíricas y explicitas.

La bienvenida con su despedida.

La resistencia a la sumisión.

El espejo de tu mirada.

La imaginación como secreto.

La entrega como colofón.

 

Apenas a vivir

sábado, mayo 9, 2020 Permalink 0

Mi vida como metáfora.

Lo eres todo y eres humo.

Todo lo tuve y nada retengo.

Traté de respirar a bocanadas,

Mientras, a cuentagotas, me ahogaba.

Conexión al sabor de tus labios.

Aislamiento de la propia vida.

Frutos agridulces en la boca

Aromas volátiles en las manos.

¿Cómo funciona el sentido?

¿Menguante o creciente?

¿Es táctil o efímero?

¿Se vive o se muere?

 

Me respondiste:

 

Encierra los sueños
en pompas de jabón,
y juguemos a volver a ser
aquellos niños del ayer.

Tus brasas…
Tus manos…
El silencio…

¿Bailamos?

 

 

Aprendí a sentir cuando cayó en desuso.

Enseguida viví la orfandad del sueño.

Remonté mil historias sin liberar mis cadenas.

El pasado me tenía atrapado a una frágil rama.

 

Decliné el réquiem por la soledad,

entre oraciones y constricción.

Cantaba arrullos entre dientes.

Aquellos que rechinaban al levantar.

 

Recuerdo Alfonsina y el mar:

La blanca arena que lame el mar…

Su pequeña huella no puede más…

Sabe Dios que angustia te acompañó…

Para recostarte arrullada en el manto…

de las caracolas marinas…

caminos de algas y de coral…

vestida de mar…

 

Con ella aprendí a vivir entre corrientes.

Entre el dolor perenne del corazón

y la mirada hincada en la osa polar.

A sobrevivir. Apenas a sobrevivir.

 

A veces, caía en manos del Silvio

y su unicornio azul.

Y remontaba.

Aprendía a volar entre brisas perdidas.

Mientras desaparecía sin información.

Las flores olvidadas querían hablar…

Acaso una obsesión…

 

 

Se fueron las alas.

La sal cicatrizó

lo que antaño vivía

y hoy yace en paz.

 

 

 

 

 

 

 

Deslízate

sábado, mayo 2, 2020 Permalink 0

Vámonos de paseo. Deslízate. Coge mi mano.

Entrelaza tu alborozada respiración con la mía.

Miremos al horizonte donde ocurren las cosas.

 

Cojamos un rumbo aleatorio hacia lo prohibido.

Hagamos un recorrido anárquico entrelazados.

Franqueemos las barricadas del tiempo abrazados.

 

Crucemos los mares de angustia de espaldas al miedo.

Explotemos la intimidad antes de sobrevalorarla.

A tu lado, nunca conseguí perderme, salvando en tu piel.

 

Al final, a modo de juego, hagamos trampas a la memoria.

Cuéntame la visión de lo compartido, a la luz de tu mirada.

Y yo, a cambio, mantendré exaltación eterna en las brasas.

 

 

Una prosa entreverada

jueves, abril 23, 2020 Permalink 2

Traspasemos los muros de nuestra intrahistoria.

Hagamos heredero universal al viento.

Cantemos secretos en las esquinas del barrio.

 

El enigma numero uno se disipó

al besar aquellos trémulos labios

que me ofreciste con vida propia.

 

Una minuciosa prosa entreverada.

Traspasamos los muros de la infancia.

Desembocamos de golpe en el deseo.

 

Mientras querías me llevabas en volandas.

Atareabas mis dispersos pensamientos.

Los centraste en el sabor de tu piel.

 

El resultado ha sido una nostalgia bordada.

Un especio intercostal absorto y punzante.

Una bosa nova cimbreante de pies a cabeza.

 

Una fábula inevitable que emergió de la entrega.

Una cuarentena de sentimientos que explotó

Entre cuatro brazos que compusieron esta historia.

 

Abriste continentes donde anidaban valles.

Subrayaste la evidencia de un vuelo rasante.

En pocas palabras, me ganaste para tu causa.

 

Fuimos anárquicos, aunque respetuosos.

Revolucionamos el entorno y el interior.

Con la única causa de buscar tus abrazos.

 

Salvamos el fuego presencial

con la búsqueda constante

De un hola y adiós.

 

Pequeños paréntesis

que consolidaron la vida

desde tu piel a la mía.

 

Fuiste. Aun eres y serás,

la sutil pátina indeleble,

en que me convertiste.