Pasemos a la acción
dejemos el café de la mañana
para despertar con un sonoro abrazo
que saque el alma del su letargo invernal.
Y si hay frio y nieve.
Da igual.
La derretiré.
O mejor.
Jugaremos con ella
sin ningún rencor.
Porque si esperamos a que la primavera,
seque lágrimas y germine la piel,
pasaremos la mayoría del tiempo
queriendo sin poder.