Libaste mi vida
y a cambio
te dí la tuya.
Te sonreí
y simplemente
balbuceabas.
Hoy, seguiría cambiando
mi vida por la tuya,
y mi sonrisa corre en tu ayuda.
El mundo te dará la posibilidad
de engendrar nueva vida
en la que nuestra sangre revivirá.
Porque el cordón que nos unió,
hoy imperceptible,
será eterno e indestructible.
cimentemos un hueco
Los dioses suelen jugar
órdagos impredecibles.
Con resultados perplejos
y no siempre acertados.
En esa fracción
de error consentido,
se traza la épica
y garabatea la historia.
Entre deidad y capricho
vamos marcando el paso.
Unas veces al infierno
otras, camino de tu pecho.
Entre vida y sueño
cimentemos un hueco
donde silbe el viento
y el frio, aúlle lejos.
Un amor condenado
Tardes huecas salpicadas de sonrisa.
Falsas caricias crucificadas sobre la piel.
Miradas esquivas envueltas en pena
Convirtieron la ilusión en montañas de arena.
Recuerdo éxodos
de cama en cama.
Buscando calor.
Encontrando dolor.
En las tardes,
bajo el silencio del viento.
Las nubes incrustadas
En el fondo de la garganta.
Se escucha débil.
Casi imperceptible.
El último suspiro
de un amor condenado.
Como se adistra un sueño
Fugaces son los momentos
en que todo se inclina
ante nuestra fuerza.
Y añoras tu voluntad.
Olvidamos fácilmente
que nacer ya es un esfuerzo.
Que no podemos obviar
que vivir es culminar.
Rugientes olas esperan
que nos subamos a su cresta.
Y la dominemos con firmeza
hasta desembarcar en la arena.
¡Sube!
Date el placer
de enseñar al mundo
como se adiestra un sueño.
siempre estás a la espera
Este extraño camino de retorno.
con martilleantes gotas de agua
que enfrían mi cara desguarnecida.
y enrojece el sonido de mis pasos.
Siempre estás a la espera
del luminoso sol de poniente.
para purificar tu lamento
y glorificar tus sueños.
Creo adivinar margaritas tardías
en el margen del camino.
Acelero el paso.
Me despojo del barro.
No siento frío.
Ni la lluvia empapa.
Hay algo mas allá de la bruma
que sutilmente me llama.
Ilusiones que redoblar
Tengo palabras huecas.
Y altisonantes.
Sencillas.
Y de esas que se repiten.
Tengo palabras únicas.
Verbos irrepetibles.
Adjetivos de colores.
Y nombres de quita y pon.
Para todas ellas necesito
un imperdible.
Que las adhiera perenne
al eco de tus labios.
Tengo palabras que rellenar.
Preguntas que hacer.
Repuestas que recibir.
E ilusiones que redoblar
Feliz Navidad
Que fácil es mirar hacia otro lado
cuando “La Navidad” nos invita
a recordar nuestro origen humilde
y nuestras ansias de revolución.
Hoy el mundo es de los valientes
que han vencido al destino
a cambio de un buen fajo de dinero
y una casa confortable con aroma a pino.
“La Navidad” es sueño por realizar,
Espinas clavadas hasta el corvejón.
Rutinas ancladas en el miedo.
Alambradas sin compasión.
Y sin embargo me asaltan las canciones.
Los pareados y las estrofas.
Donde alguien sonríe a un desconocido
sin pedírselo por favor.
Quiero irme a dormir soñando.
Que alguien derramó una lágrima
leyendo estos versos aleatorios
y no cruce la calle para evitar la pobreza.
Pasará “La Navidad” – sí, con mayúsculas-
e invitaré a mi mesa
a todos aquellos que la vida pidió su cuerpo
ante la presencia de su Superior.
Descorcharé una botella de ilusión.
Pensaré que es posible
que un día despierte
y mi barrio respire Paz.
Y no pronunciaré la palabra miedo
Ni reproche.
Ni soledad.
Ni compasión
Feliz Navidad.
grana y negro
Yo iba de azul.
Tu de grana y negro.
El viento nos unió
a golpe de inquietud.
Yo , andaba despacio.
Tu, apoyada en la barandilla.
Mi corazón se aceleró.
El tuyo ni se alteró.
Viniste a por mi.
Vestida de sonrisa
Mis brazo me traicionan.
Y se apoderan de ti.
Caminamos juntos
un corto espacio.
Ahora nos abrazamos
al horizonte unidos .
Lo que entrelaza el corazón,
libre de dos errantes,
nada lo disturba.
nada lo destruye
Queriendo sin poder
Pasemos a la acción
dejemos el café de la mañana
para despertar con un sonoro abrazo
que saque el alma del su letargo invernal.
Y si hay frio y nieve.
Da igual.
La derretiré.
O mejor.
Jugaremos con ella
sin ningún rencor.
Porque si esperamos a que la primavera,
seque lágrimas y germine la piel,
pasaremos la mayoría del tiempo
queriendo sin poder.
Cosida a lo imperceptible
Aun no estoy despierto de viejas alegrías.
Las guardo, celoso, en un bote de cristal
junto a unas cuentas alhajas de kiosco.
El tesoro del reino privado de Pedro.
Un solo segundo de recuerdo
extraído del fondo de ese bote
me libra de toda pesadilla
y devuelve las ganas de luchar.
Allí guardo algo que siempre queda.
El humilde origen.
Las tardes de pan y mantequilla,
un trozo de chocolate y una sonrisa.
Ni el constante martilleo de las gotas de frustración,
que algunos episodios posteriores fueron horadando.
La primera piel del despertar granado de ilusiones
fue incapaz de domeñar un poder incalculable.
Amo lo que descubro.
Cada pequeña cosa.
Con la misma intensidad
con que sueño cada día.
Al final conforman
mi universo vital.
una energía indeleble
cosida a lo imperceptible.