La canícula caía a plomo.
Los párpados zigzagueaban.
Los sueños cogían el poder.
Tu cara todo el protagonismo…
…
Recordando la primera vez.
Tras mil palabras ahuecadas
en el espacio virtual de la noche.
que gritaban por su porción de piel.
…
Una suite con cocina y una cama de dos por dos.
Daba miedo tocar algo pero todo estaba dispuesto.
Había cocinado dos platos y un postre.
…
El primero un sutil marisco bañado el aceite, hierbas y limón.
Luego una soberbia lubina tostada su piel y confitada en miel.
Y de postre una bandeja de frutos rojos.
…
Todo regado con un cava burbujeante y provocativo.
…
El camarero se retiró en silencio.
Solo quedaba el fondo del cava.
Las luces. La música. Las flores.
Tu.
Y yo.
…
Nada podía superar el momento.
Salvo lo que vino después.
…
Tu perfume me hipnotizaba.
El escalofrío de la piel perlada de verano.
El aroma de dos personas incitadas.
La fragancia de unas sábanas que acunaban.
…
Solo recuerdo fugaces momentos.
…
Humedad.
Labios.
Caricias.
…
Palabras al oído.
Sonrisas,
Y un inolvidable amanecer.
…
¿Acaso será pecado pedirte repetir?
Texturizar tus abrazos
La belleza tiene su destello diabólico.
Una mirada fugaz sobre ella,
y nos hipnotiza al instante.
Pierdo ante ti la propia conciencia.
…
A veces te observo disimuladamente.
Aunque te tengo enfrente casi prefiero
redibujarte íntegra y texturizar tus abrazos
Mientras escribo un poema inventado.
…
Se trata de dar vida a lo inexorable.
Elevarlo a los cielos.
Para luego volver a caer
y sofocar los infiernos.
…
Eres bella y solo yo te descubro.
No hay mejor regalo para reinventar
este corazón sin alma de vagabundo
que no ha hecho otra cosa mas que errar.
Me enredo en tu sueño
Pienso en ti.
Me enredo en tu sueño.
Tus cándidas mejillas
inflamadas de placer.
…
Surco de lado a lado
tu esculpido escote.
Paro justo en el centro
donde tus clavículas nacen.
…
Mis dedos reposan sobre tus hombros.
Libres para acariciar o excitar.
Cada uno busca pliegues donde fertilizar
los deseos de esta mañana de aire y sal.
…
Estás inquieta.
La respiración convulsa
Acaso la piel se agrieta,
porque sabes hacia donde voy.
…
Muerdes tu pelo, casi lamiendo.
El cuerpo ya no te pertenece.
Hace tiempo que se debate
entre el éxtasis y la erupción.
…
Decides abdicar.
Abrir los ojos y mirar.
Como tu piel ya no es tu piel
y mis dedos tu cincel.
Érase una vez lo que nunca volverá a ser
Érase una vez lo que nunca volverá a ser.
La primera vez.
El último aliento.
El silencio del miedo.
La magia inocente.
La frustración presente.
La perfección del momento.
El sudor de la palma de la mano.
El cariño de tu niñez ausente.
El sueño eterno.
La risa franca.
El aroma a ausencia.
El limbo de nuestro credo.
Me quedo con un simple sueño
mientras las estaciones del tren
se van recortando en el horizonte
y convergen las vías de acero.
“Se apaga la luz del cine. Te sientas a mi lado,
mientras extiendo palomitas en tu regazo
para recogerlas una a una confabulando,
ausencia de luz, deseo y una creciente emoción.”
Dentro
Dentro.
Donde mi soledad
es mi auténtico yo.
Es donde vivo
y algunas veces
muero.
La vital simiente
Me rindo a tu esencia.
A las sortijas de tu cabello.
A tu perfume a trigo maduro.
A tu piel dorada en el estío.
…
Al eco de tus pasos al perseguirme.
Al deseo que silencias bajo tu sonrisa.
Al loco despertar que me induces.
Al delicioso recuerdo de tu locura.
…
A veces me despierto
mirando un fecundo brote de sangre
que recorre la etérea piel de tu vientre
esperando a que gotee sobre mi lengua.
…
Donde tu vida concluye
brota la vital simiente
que sostiene mi vida
y rejuvenece mis sueños.