Mejor termino de despertar

sábado, agosto 21, 2010 Permalink 0

Pasan las horas de la tarde.

A solas. Sin eco.

Dormitando viejos sueños.

Diseñando válvulas de escape.







Una sucesión de imágenes operísticas.

Inconexas.

Dispersas tal vez.

Sentidas. Siempre.







Un tren, a trazos desdibujados, que te arrolla.

Una fértil mujer azul sobre la tierra agrietada.

Un hombre de color que monda su piel.

Una bata de baño con su corbata anudada.







Una cantante folk que solloza, muda, sobre el escenario.

Una guitarrista que grita ante su guitarra sin cuerdas.

Una batería de metal que tañe mas que retumba.

Un único asistente que aplaude por no marcharse.







Pasa el calor. Las imágenes se reblandecen.







Una esfera de cristal cuyo interior burbujea.

Unas gafas de sol manchadas de pintalabios.

Un camafeo anticuado que realmente es bonito.

Un hombre rojo bermellón que pasea por el campo.







Personajes de cine de los años cincuenta hablando con Gaudí.

El reloj de Dalí comienza a dar la hora.

Los trazos libres de Miró se transforman en el ojo de Dios.

Y las telas de Tapies te atrapan en una espiral sin fin.







Mejor termino de despertar.

Y me hago un café cargado.

Pues soñar de esta manera.

Solo sirve para visitar el infierno.







Dude publicarlo. Pero así nació y así perdurará.