Hay corazones.
Y los hay libres.
Hay cadenas.
Y las hay frágiles.
Hay miedo.
Y los hay efímero.
Hay distancia.
Y también sueño.
Hay mediocridad.
Y también color.
Hay seres.
Y también corazones.
Hay sufrimiento.
Y también liberación.
Hay un tú.
Y, para siempre, un yo.
No a las cadenas del corazón.
Ante las que me yergo.
Intolerante.
Y blasfemo.