Delirios
Existe cierto fanatismo cuando usamos la sinceridad como arma lacerante.
Una falta de armonía y respeto de la que no somos inocentes en su palabra.
Añoro una buena cosecha de lluvia fina y sonrisas indelebles.
Añoro un más allá que se identifique con el aroma de un escalofrío.
Una puerta de ida y vuelta a los brazos que ya no acunan ni calman.
Un más difícil cada día, donde la red sea la confianza y la entrega.
Volar con tu recuerdo entre las manos y posarme en tu cabello al viento.
Una ruta legendaria donde el asfalto estalle en mil pétalos de flor.
El anonimato para morar furtivamente en la almohada de tu cuarto.
Delirios al borde del éxtasis somnoliento que me produce tu recuerdo.
Mi dulce estación
¿Mi sitio favorito?
Bajo tu chaqueta.
¿El mío?
Aspirar tus palabras.
Eres pura influencia.
Épica del escalofrío.
La parte que recuerdo.
Lo que dejas y añoras.
La referencia de mis vidas.
Un despliegue de sentimientos.
Una cadena indeleble,
fácil de llevar.
Una canción delicada,
que resbala por mi cuello.
Historia tan fascinante,
que no cabe contarla.
Un siglo entero,
de historias fascinantes.
Lo que jamás se ha escrito
y yo he podido libar.
Tu cadena perpetua
y mi liberación.
Lo que exploro
tras la virginidad.
Una fragancia feliz
Un campo de amapolas.
La resurrección diaria.
Mi eterno deseo.
Mi vida.
Mi dulce estación.
Gracias
Hace diez años
que escribo sortilegios
para el alma.
Encadeno palabras
nacidas del viento
y del silencio.
Releo con cuidado
aquellos comienzos
y lloro sin ambages.
Me lancé a lo desconocido
y fui capaz de abrir
un mundo silente y maravilloso.
Compartí mi alma
en modo de versos
y hoy me devuelven besos.
Gracias.
A quien está
y quien no puede estar.
incluso quien no quiso.
aprenda a ser feliz
comprendiendo
que soy quien soy
y es suficiente.
Gracias.
Papeles
¿Qué papeles debo firmar para la felicidad?
¿Acaso grises?, ¿Tal como cantaba Pablo Milanés?.
¿Acaso tatuados a lomos del viento?
¿En la salpicadura salina del mar en que te bañas?
¿En la comisura de tus labios?
¿Dónde moran las palabras contenidas?
¿Dónde me dices que me quieres sin sonido alguno?
Vincúlame a tu historia.
Se mía, como siempre he sido tuyo.
Incluso cuando eras desconocida.
Aire revoloteando en mis pensamientos.
Una reacción gutural encaminada hacia tu piel.
Un pesar de usar y tirar.
Mi territorio irreal.
Mi tesoro imaginario.
Quien tu sabes.
Quien yo sueño.
A quien destino mi papel.
Alternativa a la propia vida
Renovamos el valor de nuestra historia con cada beso
que nos apostamos, enérgicos, bajo el suave tacto
de las sábanas que nos rodean acompañando las manos.
Componemos un difícil equilibrio entre la pasión desgarradora
y la íntima sensación de nadar bajo el manto de tu piel.
Usamos el verbo a modo de novela negra.
Nos desplazamos bajo las sombras parpadeantes
de una farola que se extingue de soledad.
Un ritmo que anuncia una relajación de intensidad.
Preludio de la declaración de guerra más sensual del mundo.
Un himno al embrujo de tus labios. Al conjuro inexperto
del deseo nítido y nada convencional de tus sensaciones.
Poema inédito de mis manos.
Glosa de un apetito incólume.
Un ensayo que nació para soñarte
como virgen guerrera de mis estrellas
y anidó en mis memorias
como experiencia alternativa
a la propia vida.
El futuro será esclavo
del espacio que borramos de la piel.
Un canon a la poesía insinuada.
La sonoridad del sueño.
La conmemoración de la percepción.
Bienvenida a esta tribu de a dos.
¿Porqué?
Repaso el lienzo,
gradualmente garabateado,
que un día emergió níveo y expectante,
sin olvidar aquella sinuosa paleta de colores,
ni los pinceles que se ha quedado ajados
sobre el caballete de mis angostas memorias.
Nacieron, destinadas a conservar lo que fui,
para tratar de recordar aquello que me forjó.
Aquello que soy.
Y aquello que, aun, me gustaría ser.
Nunca fui poeta,
Tan solo un aficionado a enlazar palabras.
Un puñado de sentimientos que atormentan.
Y una minúscula bendición para entender
lo que se esconde tras los silencios y los fragmentos.
Con ellos fui tejiendo lo que soy.
Que coincide, habitualmente,
con aquello que pretendía,
o me atrevía a soñar.
Recuerdo un beso
que nunca recibí,
del que aun soy capaz de descifrar
como inventaba viento propio
con el que me erizabas la piel
y que la juventud me hurtó,
a cambio de un balón de fútbol
Y un par de fiestas desvaídas.
¿Porqué no bailamos?
¿Porqué no recuerdo tu aroma?
¿Porqué me cogiste la mano y,
en la siguiente esquina la soltaste?
¿Porqué?
Hoy compenso aquella ausencia
Con un recuerdo de lluvia
Canciones susurradas al oido
Y un frasco de ilusión.
Hoy camino solo.
Y la torpeza de la mente
me engaña,
aparentemente, adrede.
Una partitura escrita para piano y orquesta,
auspiciada por la ausencia de aquel beso.
Desafinada por la falta de las clavijas apropiadas.
No fuimos capaces de crear vida
con la fugaz razón del corazón.
Nos quedo en el aire
una conversación
bajo el influjo del alma.
Labio a labio.
Piel a piel.
Corazón a corazón.
El anexo vital.
Si aún vivo, o sobrevivo, o incluso,
si soy el recuerdo de cuando nací,
las alegrías y penas,
las penas y alegrías,
cabalgan en tropel.
Las pérdidas y el olvido,
son antesala del cansancio,
la privación, la desgana,
o la mengua del valor.
Te conocí y olvidé.
Esa fue mi expiación.
Recortar de mi frontera
el anexo vital.
Releo mis sueños
observando los detalles.
Fracaso en la inocencia,
parida en aquellos momentos.
Me reconforta sentir,
que el dolor ya me es ajeno.
Que el poco brillo de la mirada
se centra en lo que vendrá, en el inusitado tiempo que resta.
Fuiste la medida.
Incluso el estoico soporte
de los malos augurios.
Hoy,
eres evanescencia.
Fragilidad insustancial. Un prototipo disforme,
de inseguridad y falsedad.
Al menos, buscando lo bueno,
no soy aquello que pergeñaste.
Ni tan siquiera una sombra
ante el desafío de tu presencia.
Tal vez no he aprendido mucho,
pero he sobrevivido.
Y aprendí a volar.
Solo, pero a volar.
La libertad vuela en círculos
El espacio lo cambió todo.
O, tal vez, la sombra de una flor caduca,
que no difería de la lozana virtud.
Los momentos dejaron de estar casi llenos.
Los apresurados trazos de tus versos,
culminaban al borde de un abismo.
El intercostal latía vacío.
Los cimientos de nuestra canción,
desafinaban como perdidos.
Las historias continúan.
La divergencia se asienta.
La libertad vuela en círculos,
mientras que las palabras se aprisionan.
Las novelas, de negro espíritu, se amontonan
sobre la mesilla de noche de tu lado.
En el mío, el polvo de ilusiones emancipadas,
culmina una sonata.
Se desinfla la obertura.
Tiempo de réquiem.
Tiempo de espera.
Mi razón
Eres mi razón.
Mi eternidad.