muy cerca.

martes, febrero 14, 2017 Permalink 4

 

Muy cerca.

 

 

A veces siento que viajo con tu piel cosida a la mía.

Despierto en camas desvencijadas con las heridas

abiertas en carne viva mientras germina otro sueño.

 

Conversemos  a veinte milímetros de distancia. No más.

Ahí cerca.  Donde pueda escucharte, sentirte y saborearte.

Hablemos de flores blancas o de labios mullidos y ardientes.

 

Condenemos las ventanas que se abren hacia fuera.

Firmemos un armisticio universal de paz, cariño y perdón.

Hablemos de presente y pongamos la esperanza cerca.

 

Muy cerca.

 

Amemos.

El tiempo es corto.

El deseo, grande.

 

 

Febrero 2017-02-14.

 

 

 

 

 

ángeles y aviones de papel.

martes, enero 31, 2017 Permalink 0

 

Me gusta reconocerme a través del tiempo.

Retozar con los ángeles y aviones de papel.

Te sigo hasta casa, perdido y contradictorio.

Algo extraordinario como un pájaro azul.

Se vende esta sensación de culpabilidad.

Ilumíname con tu corazón de oro pulido.

Dame paz con esas palabras que no son armas.

Incluso con aquello que no dices y me da alas.

Estoy saturado de pájaros extraños junto a la luz.

Tal vez el aire que respiro se ha vuelto carrusel.

Escúchame a través de cualquier ventana.

Siento un pecado envuelto en un traje oscuro.

Un rio sediento, más fuerte que una Madre.

Tan sólo porque te creo

lunes, enero 23, 2017 Permalink 0

 

 

 

Acércate con voz muy trémula y dispersa la fragilidad de este sueño.
Te entregaré la belleza que nunca has vivido envuelta de escalofrío.

Volvamos a pergeñar la magia del mundo desde el frontis de la piel.

Subamos la intensidad del deseo de a poco, alienando la inmortalidad.

Arderemos entre la luna y el cristal que te enerva en la inmovilidad.

Una fiesta de manos recíprocas y sentimientos en permanente soflama.

Amarte en modo incendiario. Sin heridas aparentes, tan sólo porque te creo.

 

Casi muerto. Apenas vivo.

miércoles, enero 18, 2017 Permalink 1

 

 

 

Percibo un desconcertante silencio

después de la intensa batalla.

Conmoción de ceniza en la boca.

El puño incrustado en la espada.

La respiración afligida.

El pulso desbocado.

La mente ausente.

Los pies hundidos en el fango.

Los oídos rezuman adrenalina.

Apestas a sal y a hierba mancillada.

Tu vida fluctúa entre jadeos.

Prescindes del casco.

Dejas caer el escudo.

Tu mirada se empaña.

La garganta regurgita.

El aliento contenido.

Renaces gritando

sobre las ascuas

de una victoria

caótica.

Demasiados daños

para disfrutarla.

Respiras.

Casi muerto.

Apenas vivo.

Nuevamente triunfante

ante los retos de ésta,

y la próxima vida.

 

Enero 2017.

Para Olga. Ocho años. Largos años.

 

Nunca quise rendirme.

lunes, enero 2, 2017 Permalink 0

 

Nunca quise rendirme.

 

Nunca me he graduado en esta vida.

Fui un niño nacido del miedo,

y tuve miedo.

Confié en que todo saldría bien.

Salí a la calle movido por la curiosidad.

Envuelto en mil ilusiones.

No todo era ciencia.

Ni todo lo que hacemos

tiene correlación inmediata.

Uní voluntades mediante consenso,

y me alejé del engaño.

Aprendí a amar lo que hacía.

Mantuve la fe

y nunca me conformé.

Todo lo hice con la intensidad

del último aliento.

Retiré lo viejo y le di una oportunidad

para que creciera lo nuevo de forma gradual.

Viví la vida, mi vida,

con un punto de locura.

No soy nada si no soy

parte de algo mayor.

Los buenos cimientos

siempre permanecen.

No he dado las gracias

de manera suficiente.

Estudié a los grandes

e hice lo que quise.

Encontré una voz

y quien era yo.

Al fin y al cabo,

las cosas tienen una belleza

y una dignidad.

Agradecí a quien me enseñó

y a aquellos que quisieron

que les instruyera.

Mi vida fue mía.

Pero mis éxitos

fueron  indisolubles.

Lo perdí todo

y gané mucho.

Lo necesario para sobrevivir

en las noches oscuras.

Entre las fronteras en las que me crie

gesté mi libertad.

Nunca pude rendirme.

Nunca quise rendirme.

Enero 2017

Besos infinitos.

lunes, diciembre 26, 2016 Permalink 0

 

Besos infinitos.

 

Huyendo de las ruinas

en que se ha convertido

la supervivencia diaria

me encontré, de frente,

con una victoria sin dueño.

 

Una quimérica bocanada,

necesaria pero imposible.

 

Añoro las primeras lecturas:

 

El hechizo que marcaron

los trazos de la vida.

Experiencias peripuestas.

Bailes de padres e hijos.

Cuentos de ocas siderales.

Hoyos donde escarbar.

Cuentos inventados.

Mausoleos de tiza.

Chuches azul eléctrico.

Robots dislocados.

Botas de agua.

Remanso de olas.

Besos infinitos.

La química de la niñez.

Nostalgia de fantasía.

 

Diciembre 2016.

 

 

 

Buenos recuerdos.

martes, diciembre 20, 2016 Permalink 0

 

Las navidades tienen dos caras antagónicas.

Y la fuerza la posee el recuerdo. La tristeza.

La falta del ser queridos y eternamente amado.

Aquel que llenaba el corazón de sonrisas.

Ellos querrían que sigamos siendo felices,

ya que locos estamos y equivocarse es divertido.

Los caminos se tuercen para recargar ilusiones.

Nunca quise aprender a restar.

Menos a dividir.

Descorcha otras dos botellas de vino.

Aunque la ausencia hiere en el desamor,

también insufla nuevas esperanzas.

Usa las escobillas de tu batería

para interpretar un dulce mundo

como un hábil cuentacuentos.

Repasemos la historia como

una dulce sucesión de hitos.

Creemos un manual de limpieza espiritual

donde sumemos experiencias y recuerdos.

Buenos recuerdos de una vida plena.

Fabriquemos leyendas y protagonismos.

Afinemos la guitarra y transitemos

por el páramo de la ausencia.

En un mundo virtualmente caduco

debemos respirar con los pies en la tierra.

Fragmentemos la vida y acuñemos

una cálida manta de recuerdos favoritos.

 

Al fin y al cabo,

Cada día claudica la realidad

y germina un nuevo sueño.

 

 

Vivimos de incertidumbre.

jueves, diciembre 15, 2016 Permalink 0

 

Vivimos de incertidumbre.

De cuentos irresolubles.

De perplejidad ajena.

De indecisión supina.

De inseguridad.

Titubeamos ante lo categórico.

Fluctuamos entre nebulosas.

Padecemos dilemas imprecisos.

Dudamos.

Desconfiamos,

hasta de la sospecha

No tenemos escrúpulos,

y recelamos hasta la incredulidad.

Somos escépticos de armario.

Reparamos hasta la confianza.

Solo vivimos a gusto,

ante la ausencia de claridad.

En el submundo emocional.

 

 

 

Su último instante.

jueves, diciembre 1, 2016 Permalink 1

 

Su último instante.

 

 

 

Presencio un lienzo

con el fondo difuminado,

donde el color verde

simula una bruma espesa.

 

Desde una lejana colina,

fluye un camino de tierra

que transporta mi mirada

hacia un longevo mendigo.

 

Arrodillado sobre una estera,

raída por el tiempo y el uso,

su cuerpo dormido hacia delante.

Por subsistencia y por rendición

 

Un cuenco sobre el suelo,

vacío como su esperanza,

implora calmar su aliento

con algo de humanidad.

 

Mientras tanto, una hoja

tocada de ocre otoño,

zigzaguea hasta caer

en la oquedad del cuenco.

 

El anciano alza la vista,

y sonríe amablemente.

dando gracias por el instante.

Su último instante.

 

 

Esta es una interpretación

inferida por el Haiku

creado por Taneda Santonka,

que versa así:

“Mi cuenco de mendigar

acepta hojas caídas.”

 

 

Diciembre 2016.

 

 

¡Vivo!

jueves, noviembre 24, 2016 Permalink 0

¡Vivo!

 

 

 

A medida que crezco mis esperanzas se infantilizan.

Me gusta fijar mi atención con lupa en mano.

Doy crédito a las fantasías más alocadas que intuyo.

Respiro y contengo el aire para aprender a vivir.

Escudriño retratos a la búsqueda de lo imperceptible.

Hago la autopsia a mis cicatrices y las invito a café.

Renuevo mi vestuario e incorporo colores fugaces.

Cazo historias y las conservo en un bote de formol.

Redacto mi carta de vida y diseño la ruta de escape.

Sospecho de mí mismo en juicio sumarísimo.

Comienzo a bailar y termino recitando tangos.

Comparto creatividad y me dispongo a inquietante.

Malgasto el tiempo y apuro los espacios miméticos.

Juego con mis sentimientos de forma gloriosa.

Lloro como un recién nacido y me parto de risa.

No juego en serio ni mirándote al fondo de los ojos.

Censuro el vacío y sin embargo le doy la espalda.

Soy mucho más indulgente con las tragedias.

Acepto las consecuencias y comienzo un nuevo camino.

Pasan los días y acumulo sin pensar en malgastarlos.

 

¡Vivo!

 

Al fin y al cabo, para eso nacemos, y por eso moriremos.