Me das una vida
que pensé
que tan solo
sería imposible.
Hoy vivo
con los ojos
entreabiertos,
imaginando.
(Te.)
Me das una vida
que pensé
que tan solo
sería imposible.
Hoy vivo
con los ojos
entreabiertos,
imaginando.
(Te.)
La resistencia se reivindica
con acordes de guitarra.
La redención se presenta
incombustible y arrogante.
Los tótem señalan un pasado
que se antoja cercano.
Charcos que parpadean
bajo llanto derramado.
Estandartes que ondean
con desarraigo infinito.
Relatos insoslayables
sobre la temida nostalgia.
Ojalá.
¡Que nunca amanezca
lejos de tu boca!
Ojalá.
Besarte
es perder la inmortalidad
de golpe,
y sonreír.
Tan solo dos besos abrieron una barrera, antaño inexpugnable,
bajo la que se oprimían mil desencantos y alguna vicisitud.
Mis manos encalladas despertaron sobre tu piel un aliento
que permanecía, igualmente deambulantes bajo sábanas frías
No hablamos mucho. Al menos no recuerdo grandes temas.
Un lento y titubeante paseo desde la puerta al dormitorio.
Una mano que se atrasa voluntariamente y roza mi cuerpo.
El detonante de un deseo comprimido necesitado de ser amado.
Multiplicamos los labios por cien y las caricias por mil.
No recuerdo como cayeron al suelo el envoltorio de nuestros cuerpos.
Peros i recuerdo la batalla. Y el sabor salado de una lágrima feliz.
Dos cuerpos extremadamente curtidos reverdeciendo juventud.
Una entrega sin condiciones. Un “te necesito” a cabio de” eres mía.”
Curvas, humedad, aire, sabor intenso, palabras entrecruzadas.
Unos minutos frente al espejo, mientras recomponías el maquillaje.
Yo inspiraba una y otra vez buscando el aliento que hábilmente robaste.
Una mirada cómplice y una sonrisa complaciente fueron suficientes.
Te besé. Me respondiste. Y aun sigues al otro lado de mi esperanza.
Lo llamaremos felicidad. O como quieras reservarlo hasta la próxima vez.
Mientras tanto ocupa mi pensamiento, y enrédate entre recuerdos y piel.
Me siento el señor de este mundo.
Un loco en el andén del arcano,
donde la noche asciende y mengua
entre la muerte y miedo.
Llevo el silencio en guardia.
Mis palabras pintan escenas
y mis ojos crean leyendas.
Suceden milagros en cada escena.
En el insuficiente espacio
en que mi reflexión surca tu piel.
La libertad en liquidación
partidaria de un gran pecado.
Un ingenio sin apenas trillar
que maldice tu perfección.
Tengo prisa por un mundo infinito
y el desacato complaciente del cuerpo.
Siempre podrás contar con mi fe
cuando tu alma la necesite.
Cada día doy
cuerda a mi fracaso,
mientras imploro que
me remates a las puertas
de este infierno.
Borro todo lo que escribo,
pero me quedo con todo lo que percibo.
Al fin y al cabo uno proyecta
la imagen de lo que realmente es.
De esta manera tan solo aprendí
a sentir hacia dentro y proyectar
una luz mágica en las distancias cortas.
A veces dudo,
tiento al destino y me dejo llevar.
Descubro una capacidad de seducir.
de aceptación y reconocimiento
intactas desde el comienzo de los tiempos.
Entonces agarro con fuerza mi mochila.
La acomodo sobre mi hombro izquierdo
comienzo a caminar hacia la luz del sol.
Y ya no me hace falta huir de la oscuridad
El conocimiento es único. Su aplicación infinita.
Recuerdo el temor a ser abandonado.
Recitando taciturnas noches en vela.
El orgullo perturbó la razón del alma.
Bailo en silencio por la habitación
con la espesa tristeza que nos arrastra.
Era morena.
De pelo suelto,
y curvas prominentes.
Piel curtida.
Su mirada era libre,
y sus manos inquietas.
El alma vibrante.
Aroma de playa en que
me dejabas tirado
sobre la cama,
y abierto en canal.
La primera vez.
El último aliento.
El silencio del miedo.
La magia inocente.
La frustración presente.
La perfección del momento.
El sueño eterno.