Un páramo de esperanza

domingo, abril 29, 2018 Permalink 1

 

Con el tiempo,

he cambiado sueños

por escuetos acomodos.

 

No me gustó crecer.

Demasiado tarde.

Demasiado ingenuo.

 

He aprendido a domar estrellas

para guardarlas, paradójicamente,

en el fondo de la mesa de noche.

 

Apilo canciones y poemas

como quien siente miedo

de olvidar como vivió.

 

De vez en cuando un recuerdo

me grita quien quise ser

y miro de soslayo hacia otro lado.

 

Perfectamente preparado,

para ganar batallas y guerras,

acopio poses disuasorias.

 

Tal vez nada vale la pena.

Para guerrear por ella

debe madurar lo suficiente.

 

Si a esto lo llaman madurez

no sé si debí mandar a parar.

Infligirme un baño de ignorancia.

 

Aunque bien mirado,

lo mío es mío

y fue lealmente atesorado.

 

Si no gané todo lo que quise,

al menos peleé por todo

lo que se me antojó necesario.

 

No más nostalgia.

Todo lo que queda

debe ser intenso.

 

Será lo último.

Lo inesperado

Será bienvenido.ç

 

Lo inerte, lo reviviré.

Para que siga viviendo

o languideciendo.

 

Al fin y al cabo,

la extensa y silente llanura,

es un páramo de esperanza.

 

Brillo y silencio en la mirada.

Crujir de huesos en la empuñadura,

bajo la perfección labrada.

 

Hola y adiós a cada día.

Todo comienza y termina.

Un renuente ciclo sin fin.